Arnau quemaba el cuerpo de su padre para darle una muerte digna y evitar que sea el hazmerreír de todos los paseantes de la ciudad. Con la cara tapada para evitar ser descubierto, Arnau se colaba bajo la horca de Bernat logrando quemar su cuerpo. Corría sin mirar atrás hasta llegar a la Iglesia donde le rezaba a su madre para que nada malo le pasara. Así se pasó de la obra original de Ildefonso Falcones a la ficción de 'La Catedral del Mar'.
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